Y es que el eminente carácter importador de este sector en Japón augura grandes oportunidades de negocio si se cuenta con una planificación adecuada. Las importaciones de bolsos de mano y de artículos de bolsillo en piel, especialmente, suman una importante cifra en valor y además han logrado esquivar los vaivenes de la reciente crisis financiera. Lo cierto es que los productos españoles de marroquinería se encuentran en todas las categorías entre los cinco primeros exportadores a Japón. No obstante, casi siempre ocupan puestos por detrás de Francia, Italia y China, lo que indica cierta debilidad, al tener un mejor posicionamiento los productos europeos y no poder competir en precio con el gigante asiático.
Es conveniente prestar especial atención a la demanda japonesa. Ésta presenta complejidades tales como una estructura de la población decreciente, una menor propensión al gasto en moda y un ciclo de vida en complementos cada vez menos duradero. Sin embargo, hay que ser consciente de que todavía constituye una fuente de oportunidades. La mayor libertad de decisión de los compradores de los grandes almacenes y su búsqueda de la diferenciación de la competencia, el amplio segmento masculino de consumidores de productos de piel o la adaptación de la marroquinería a la moda tecnológica son aspectos a tener muy en cuenta a la hora de identificar nichos de mercado. Es recomendable llevar a cabo una estrategia de diferenciación en calidad y originalidad de diseño, que aporte valor al consumidor final y justifique su precio, tratando siempre de que éste siga siendo atractivo para el bolsillo japonés.
En cuanto a la distribución, a pesar de que la mayoría de complementos se sigue vendiendo en tiendas especializadas en moda y calzado o “department stores”, su cuota se ha reducido en los últimos años a favor de otros puntos de venta. La popularidad del canal online o la venta a domicilio es creciente y hace que la estructura de la distribución en complementos sea más diversificada.